jueves, 8 de abril de 2021

JORGE LEDO, EL VERDADERO DIOS DEL OLIMPO


El 8 de abril de 2011 murió Jorge Ledo, quien en vida fuera uno de los presidentes más destacados en la rica historia de Olimpo. Para algunos será poco tiempo (es cierto, sólo pasó una década), pero para el pueblo aurinegro equivale a una eternidad. Porque Olimpo tuvo algunos buenos años sin él, incluso en Primera División, pero nunca dejó de sentirse huérfano del “Ronco”. El hincha admiró sus virtudes y -hasta- aceptó sus miserias. 

Cuando se llega al Roberto Carminatti, se puede observar en las paredes que rodean el estadio varios murales. Están los ídolos: el “Ruso” Schmidt, el “Negro” Cheiles, el “Cota” Álvarez y el “Flaco” Delorte, por ejemplo. Hasta aparecen Diego Armando Maradona y Lionel Messi. Y hay un sector, al lado del portón donde se ingresa a la platea, sobre calle Ángel Brunel, donde se homenajea a los presidentes más importantes de la historia del club: el uruguayo Jorge Avellanal, fundador de la institución; el mencionado Carminatti, quien construyó el estadio; y Jorge Ledo, principal artífice de las más grandes hazañas de Olimpo en el fútbol grande de la Argentina. Dichos logros deportivos e institucionales son los que, después de varios años, enriquecen su obra y acrecientan su recuerdo.

Con Jorge Ledo se fue una gran porción de la vida dirigencial de Olimpo. Porque si algo caracterizó a Ledo, que en definitiva significó su mayor atributo como presidente aurinegro, fue defender sus colores. A rajatabla. Fue el capitán del barco y el bombero en los incendios. 

En su trayectoria, y debido a su personalidad tan particular y distintiva, que lo llevaba a gobernar de manera unipersonal, supo ganarse amigos y enemigos. Un hombre de carácter avasallante y escudo protector de un club que, al momento de asumir, en 1995, se encontraba prácticamente en la ruina. 

Cuando agarró el timón, enérgico y perseverante pese a los golpes, enderezó la nave. A partir de una política económica austera pero eficiente, Olimpo saldó sus deudas y salió del pozo, para encarar el futuro con una mirada mucho más optimista. 

Ya de entrada, le devolvió las alegrías al pueblo aurinegro. Un año después de alcanzar la presidencia, en 1996, lo ascendió a la “B” Nacional, después de unas finales para el infarto con Villa Mitre. El triunfo ante los tricolores fue el puntapié inicial de una etapa inolvidable del club, repleta de festejos.

Un dirigente con virtudes y defectos, que entendía de fútbol. De los que no abundan. Y los resultados lo avalan. Alfaro, Falcioni, Madelón, De Felippe. Técnicos, elegidos por Ledo, que enriquecieron sus carreras gracias a sus periodos en Olimpo. Horas y horas pasó en la AFA, en sus cientos de viajes a Buenos Aires. Atento a cualquier movimiento, aprovechó al máximo sus charlas con Julio Grondona. Ni se mosqueaba por las designaciones de los árbitros; Ledo siempre decía que, para que te vaya bien, no te debían soltar la mano los jueces de línea. 

Fiel a sus convicciones, cumplió varias de sus promesas. En 2001, por ejemplo, el “Aurinegro” estaba al borde del descenso en la “B” Nacional. Muchos no creyeron cuando aseguró que iba a armar un equipo competitivo para ascender. Y lo hizo. Gustavo Alfaro, Ceferino Díaz, Mauro Laspada, José “Cachi” Zelaya y un joven Leandro Desábato, entre otros, lograron el primer ascenso a la máxima categoría. Fue el título que, según sus dichos, más disfrutó.

Después de bajar en 2006, prometió que Olimpo iba a regresar al año siguiente. Con Leonardo Madelón desde el banco y los goles de Ismael Blanco, el elenco bahiense volvió a ser de Primera. 

Y si de acertar se habla, dio en la tecla hasta el último de sus días. Confió en Omar De Felippe, ayudante de Falcioni en su paso por Bahía, y, en el año del Centenario, otra vez el club bahiense se situó entre los mejores del país.

Fanático hasta la médula. Si hasta llegó a decir que “Olimpo es el Boca de Bahía. O lo querés o lo odiás. O sos de Olimpo, o sos contra de Olimpo. No hay términos medios. Y me gusta que así sea”. Polémico, incisivo, irónico… Y ganador por naturaleza. 

Podemos coincidir o disentir si nos referimos a Jorge Ledo y “sus modos”, pero no caben dudas que la historia institucional y deportiva de Olimpo cambió notablemente con su llegada. Fue la cara visible de los títulos, de la remodelación del Carminatti y del renacimiento de un club histórico para la Liga del Sur que, con el incondicional aporte de un dirigente muy capaz, permaneció durante más de 20 años en un sitio de privilegio en el fútbol argentino, en la época que en Primera sólo jugaban los 20 mejores equipos del país. Jorge Eduardo Ledo fue el actor principal de esa película. Por eso, el hincha aurinegro jamás olvidará al (ya a esta altura) mítico “Ronco”. El verdadero "Dios del Olimpo".

No hay comentarios:

Publicar un comentario