martes, 26 de abril de 2011

JORGE LEDO: UNA VIDA COLOR AURINEGRO


Un par de semanas atrás, y a causa de una cruel enfermedad que lo aquejó en los últimos tiempos, murió Jorge Ledo, máximo estandarte de la historia reciente del Club Olimpo de Bahía Blanca. Logros deportivos e institucionales enriquecen su obra y acrecentarán su recuerdo.

Sin dudas, con Ledo se fue una gran porción de la vida dirigencial de Olimpo. Porque si algo caracterizó a Ledo, fue defender sus colores, a rajatabla. Fue el capitán del barco, el bombero en los incendios. En fin, el principal responsable de que el club bahiense se encuentre donde está.

En su trayectoria, y debido a su tan particular personalidad, supo ganarse amigos y enemigos. Un hombre de carácter avasallante, escudo protector de un club, que cuando asumió, prácticamente se encontraba en la ruina.

Cuando agarró el timón en el ‘95, enérgico y perseverante pese a los golpes, enderezó la nave. A partir de una política económica austera pero eficiente, Olimpo saldó sus deudas y salió del pozo, para encarar el futuro con una mirada mucho más optimista.

Ya de entrada, le devolvió las alegrías al pueblo Aurinegro. Un año después de alcanzar la presidencia, en 1996, lo ascendió a la “B” Nacional, después de unas finales para el infarto con Villa Mitre. El triunfo ante los Tricolores, fue el puntapié inicial de una etapa inolvidable del club, repleta de festejos, que hasta hoy continúa.

Un dirigente con virtudes y defectos, que entendía de fútbol. Sí, de los que no abundan. Los resultados lo avalan. Alfaro, Falcioni, Madelón, De Felippe. Técnicos, elegidos por Ledo, que enriquecieron sus carreras gracias a sus periodos en Olimpo. Horas y horas pasó en la AFA, en sus cientos de viajes a Buenos Aires. Atento a cualquier movimiento, aprovechó al máximo las charlas con Julio Grondona.

Fiel a sus convicciones, cumplió varias de sus promesas. En 2001, por ejemplo, el Aurinegro estaba al borde del descenso en la “B” Nacional. Muchos no creyeron cuando aseguró que iba a armar un equipo competitivo para ascender. Y lo hizo. Gustavo Alfaro, Ceferino Díaz, Mauro Laspada, José “Cachi” Zelaya y un joven Leandro Desábato, entre otros, lograron el primer ascenso a la máxima categoría. Fue el título que, según sus dichos, más disfrutó.

Después de bajar en 2006, aseguró que Olimpo regresaba al año siguiente. Con Leonardo Madelón desde el banco y los goles de Ismael Blanco, el Aurinegro volvió a ser de Primera.

Y si de acertar se habla, dio en la tecla hasta el último de sus dias. Confió en De Felippe, ayudante de Falcioni en su paso por Bahía, y en el año del Centenario, otra vez el club se situó entre los mejores.

Fanático hasta la médula. Si hasta llegó a decir que “Olimpo es el Boca de Bahía. O lo querés o lo odiás. O sos de Olimpo, o sos contra de Olimpo. No hay términos medios. Y me gusta que así sea”. Polémico, incisivo, irónico… y ganador por naturaleza.

Podemos coincidir o disentir si hablamos de Jorge Ledo, fallecido el pasado 8 de abril. Eso sí, de lo que no caben dudas, es que la historia institucional y deportiva de Olimpo cambió notablemente con su llegada. Los títulos, la remodelación del Carminatti, el renacimiento de un club que, con el incondicional aporte de un dirigente muy capaz, hoy se encuentra en un sitio de privilegio. Jorge Ledo fue el actor principal de esta película. Por eso, no será olvidado.

¿Qué será de Olimpo sin Ledo? El futuro develará un interrogante que desde julio, y tras la finalización del torneo Clausura, comenzará a instaurarse en el mundo Aurinegro.